Para un amigo especial

Es difícil tener amigos, sobre todo cuando el significado lo describe como aquel individuo que te ofrece un afecto desinteresado, brindándote su apoyo en las buenas y malas situaciones de la vida y sobre todo que no te pide nada a cambio.

La amistad generalmente es forjada con el paso del tiempo, juez imparcial que dicta resolución a favor de ambas partes para mantener la estreches en el lazo que los une. Hoy en día es mucho más fácil encontrar la famosa aguja perdida en el pajar que encontrar un amigo.

El día primero de este año (2010), luego de haber concluido la fiesta del 31 de diciembre, dispuesto para ir a almorzar con la familia para el tradicional recalentado, conocí a un tipo que hoy considero un gran amigo y que su paso por mi vida ha marcado una huella imborrable, generó en mi cambios sustanciales y una forma diferente de ver muchas cosas en la vida.

Eran las 13:30 horas, viajaba en el auto con mi esposa cuando me pidió detenerme, había visto a alguien que creía conocer. Sin mayor premura me detuve, confieso que a primera vista este tipo no me causó empatía, era un tipo duro, delgado, mal encarado y con gesto de pocos amigos, su forma de vestir no era la adecuada ni para el día, ni el momento y creo que ni para el tipo que parecía o presumía ser.

Lo invitamos a subir al auto, aunque un poco rejego accedió, en el trayecto a su destino conversamos un poco, el se veía desganado, creímos suponer que era por la desvelada de la noche anterior, la plática no duró mucho y proseguimos nuestro camino hasta llevarlo al lugar donde nos había indicado. Por alguna razón, nuestra plática en el trayecto generó coincidencias que propiciaron que decidiéramos continuar platicando al día siguiente.

A partir de ese día han transcurrido muchos de ellos de grandes pláticas, de intercambiar ideas, de comer juntos, bueno más bien el comía porque nuestros horarios de reunión no eran coincidentes con mi horario de comida.

Con esta amistad he aprendido algo nuevo en mi vida, una actividad que me complementa, correr, es algo nuevo y que nunca pensé practicar, a pesar de que lo hacemos juntos y 2 ó 3 veces por semana, hemos establecido una especie de ritual al mantener silencio mientras corremos, cada quien lo aprovecha a su conveniencia, yo lo ocupo en reflexionar.

Hace cuatro meses mi amigo fue diagnosticado enfermo de cáncer, todo ha cambiado mucho y definitivamente nadie está preparado para una noticia así, sobre todo cuando es alguien es cercano a ti. Los días se han hecho largos y las noches muy cortas, el tiempo ha sido testigo del estrecho lazo que mi amigo y yo hemos forjado y lo mucho que nos conocemos en tan poco tiempo.

Ha sido un período difícil, complicado y sobre todo confuso, el me ha pedido ayudarlo a partir de este mundo, pero no estoy preparado para ello y me he negado, he hecho cuanto he podido para postergar el fin y permitirle a mi amigo disfrutar cada minuto que le quede y creo que lo he conseguido.

Hoy mi amigo partió, tuve que ayudarlo a emprender su viaje, estoy seguro que nos veremos nuevamente, para ser exactos creo que mañana y todos los días que salga a correr, porque seguramente él me acompañará pisada tras pisada.

El nombre de mi amigo es Jack y era un precioso perro pastor alemán, lo encontré tirado en la calle, totalmente desnutrido con una camisa mal ensanchada que le impedía caminar, fueron ocho largos meses de convivencia, de pelear, correr y disfrutar nuestra amistad. Definitivamente era un perro de edad avanzada, según el médico tenía más de 10 años, me siento contento de haberle regalado un poco de mi tiempo, pero sobre todo estoy tremendamente agradecido de que él haya aparecido en mi vida.

Descansa en paz Jack, nos vemos mañana para correr.

6 comentarios en «Para un amigo especial»

  1. En verdad lo siento; toda mi vida he tenido perros y me duele como no te imaginas cuando se van, así que entiendo el sentimiento. Pero que sirva para reconfortarte el saber que Jack se fué feliz (los perros son más agradecidos que muchos humanos), pasando la mejor temporada de su vida con personas que lo querían y cuidaron de el hasta donde fue humanamente posible.

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  2. Yo tuve la fortuna de conocer a Jack, era un perro leal y cariñoso, sobre todo para las personas con las que se sentía. Un bello ejemplar para los pastores alemanes, fuerte y con ganas de vivir. Hasta la vista, Jack Bauer 😉 se te recordará para siempre..

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